domingo, 13 de julio de 2014

Casi una semana sin fumar

Realmente quedan aún tres largos días, para poder decir una semana sin fumar. Pero han pasado tantas cosas, se ha hecho tan lento el tiempo, tan largos los días, que he decidido escribir este pequeño "post", que en realidad se debería titular:


5 días sin fumar

El primer día, nervios. Normal. Ansiedad por la tarde. Mi técnica comenzaba a resquebrajarse. Ya sabéis, esa de no "pelear con un enemigo al que no puedes vencer". Empezaba a pensar en todos los "trucos" que a lo largo de los años han fracasado y que han dado lugar a tantas anécdotas. ¿Por ejemplo?. Por ejemplo la del tejado y la escalera. Que paso a comentar, por reírme un poco y bajar la ansiedad. Hace un par de veranos, en julio, con 40 grados a la sombra, conocedor de mi falta de voluntad con el tabaco, decidí dejar de fumar y deshacerme del maldito paquete. Pero por si las moscas, nunca se sabe, no del todo. Mi feliz idea, pasaba las vacaciones en el chalet de mis padres, lanzarlo al tejado. La tarde paso tranquila y mi fe en mi fuerza de voluntad fue creciendo. Llego la cena y como "un campeón", no fume el tradicional cigarro de después de comer o cenar, o desayunar. Aquel que me metía en la boca cada vez que comía algo.
Con la idea de haber vencido definitivamente al tabaco, a la nicotina, me acosté y trate caer en los "brazos de Morfeo". Pero todo mi cuerpo quería continuar moviéndose y es difícil conciliar el sueño con el "baile de San Vito". Denodados intentos me llevaron al fracaso definitivo a las 3:00 horas AM. Tome una decisión. Saldría a por el maldito tabaco, me fumaría uno, dormiría y ya dejaría mañana de fumar. Dicho y hecho. Pertrechado únicamente con el pantalón del pijama, la temperatura seguía en casi 30º, cogí una escalera, la apoyé en el tejado y para arriba. Nunca hubiera pensado que las tejas conservaran tanto el calor. Nada más apoyar la barriga sentí un calor abrasador. Di un respingo y una patada a la escalera, que cayo al suelo, antes de como pude sentarme sobre el tejado, con la esperanza que el pantalón me protegiera algo de la temperatura. Más tranquilo busque la cajetilla y allí estaba, con sus "cigarritos" dentro y el mechero. No lo pensé más encendí uno y el humo fue tranquilizándome lo suficiente, como para pensar en mi situación. Las tres de la mañana, en pijama, en el tejado, con toda la familia durmiendo y sin forma de bajar. Había fumado un cigarro e iba a tener una nueva experiencia vital: dormir en un tejado. Menos mal, que mi mujer se despertó, se asustó, salió a buscarme y pude bajar por las escaleras. Como esta muchas más en mi vida de fumador.

El resto de los días sin fumar

Menos mal, supere ese primer día y el segundo fue ligeramente mejor. "Quiero fumar", voy a beber un vaso de agua, "quiero fumar", voy a escribir algo en Facebook. Dicen que si aguantas la tentación 10 minutos la superas. No se si es verdad, pero con mi técnica, aguantándola 10 minutos el resto de los días han sido más fáciles. Y llevo 5 días sin fumar.

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